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¿Qué es el YIN YANG?

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El Yin y el Yang representan la dualidad que existe en todo lo que conforma el Universo. Son dos fuerzas opuestas, fundamentales y complementarias que se encuentran en absolutamente todo lo que nos rodea ya sea físico, energético, mental, conceptual, tangible o intangible. El Yin, que representa la energía femenina, es la parte negra de este símbolo de balance. Por el contrario, el Yang, que representa la energía masculina, es la parte blanca.

Es importante mencionar que energía masculina o femenina no tiene nada que ver con género. Las dos existen en todo y traen consigo diferentes características.

Cuando hablamos de Yin, de energía femenina, hablamos de fluidez, creatividad, libertad. El femenino es el que rige todos los aspectos emocionales y del Ser; la intuición, sensibilidad, confianza, compasión, entendimiento, expresión.

El Yang, la energía masculina, rige todos los aspectos de la mente y la acción. Su naturaleza es el pensamiento racional, la planeación, el liderazgo, el enfoque, la estabilidad, la disciplina.

La energía masculina tiene una carga positiva y la femenina tiene una carga negativa. De nuevo, esto no se refiere a que una es buena y otra es mala, simplemente hablamos de polaridad y dualidad energética. Cuando vibran con igual fuerza, la energía de ambas encuentran un equilibrio dinámico que está en constante flujo y movimiento, permitiendo el funcionamiento correcto de todo lo que existe.

El Yin necesita del Yang y el Yang necesita del Yin. La energía masculina, que es la que toma acción y “da”, necesita de una vasija que la contenga ya que si no se disiparía. La energía femenina provee este recipiente que “recibe” el Yang y, con sus cualidades, nutre y permite el florecimiento de la creación.

Puede ser complejo entender los conceptos del Yin y el Yang con simple teoría, pero estos se vuelven simples al ver a nuestro alrededor y darnos cuenta que siempre hemos estado en contacto con ellos.

Veámolos en la naturaleza, por ejemplo:

El sol, masculino, nos da luz y energía para poder vivir y accionar durante el día. La luna, que es femenina, no tiene luz por sí sola. Esta recibe la luz del sol para poder brillar por la noche, que es cuando soñamos, descansamos y regresamos más a un contacto emocional con nosotros mismos.

Otro ejemplo es la polinización:

La flor (femenina), recibe el polen (masculino) para poder dar vida a nuevos frutos.

Aplicando el concepto de polinización a nosotros los humanos, es la mujer quien contiene el óvulo (femenino) y la matriz (vasija) para cargar y formar vida dentro de ella. Pero depende de la acción de un hombre y su semen (masculino) para poder concebir. Si observas a tu alrededor o incluso dentro de ti, podrás ir detectando que como en estos ejemplos, el Yin Yang está presente en absolutamente todo. La energía masculina siempre es la que llega a llenar la vasija que provee la energía femenina para que la creación suceda.

La naturaleza y el Universo son inteligentes y permiten esta danza de Yin Yang de manera dinámica, encontrando el balance de manera natural. Sin embargo, este balance es más difícil de mantener para nosotros los humanos. Nuestro estilo de vida, cultura, mente, personalidad y capacidad de sobre analizar todo, pueden desarmonizar con facilidad nuestro femenino y masculino.

Cuando nuestra energía está muy cargada hacia el Yin (femenino), tendemos a irnos hacia nuestra parte sobre-emocional y se puede reflejar en inseguridad, necesidad de atención, co-dependencia, victimismo, manipulación. Al contrario, cuando nuestra energía está más concentrada hacia el Yang (masculino) tendemos a irnos mucho hacia la mente y se puede reflejar en una actitud muy competitiva, controladora, agresiva, abusiva, crítica, evasiva y dominante. 

Nuestro Yin Yang Set fue creado para armonizar esta dualidad de energía femenina y masculina, regresando la balanza a su punto de equilibrio. Nuestra naturaleza es estar en armonía, y sin embargo, casi siempre nos encontramos en desbalance. Nuestros Gem Pods son herramientas que nos llevan en un proceso de autoconocimiento, de detectar qué energía tenemos amplificada y luego poder ofrecerle la carga contraria para regresarla a su centro. Es en este centro en el que encontramos la mayor calidad y estabilidad energética para poder plasmarla a todas las áreas de nuestra vida.